martes, 30 de septiembre de 2008

Anna Frank




Anne Frank ( Annelies Marie Frank 1929-1945), víctima alemana de la violencia nazi, nació en Frankfurt del Main. Tanto ella como su familia, que eran judíos, abandonaron Alemania en 1933 por temor a la persecución nazi y se establecieron en Amsterdam (Holanda). Tras la invasión alemana de este país, en 1942, se ocultaron, junto con otros cuatro exiliados, en las habitaciones traseras y aisladas de un edificio de oficinas para evitar ser arrestados por las fuerzas de ocupación alemanas. El lugar de su escondite fue descubierto en 1944 y todos fueron detenidos. Durante estos dos años Anne escribió un diario, en el que describe con humor y ternura sus penosos años de reclusión. Anne fue enviada al campo de concentración de Bergen Belsen, donde murió al año siguiente. El Diario que escribió durante la época que pasó en Holanda, se encontró más tarde en la propia habitación que les sirvió de hogar y refugio. Este diario se publicó en 1947 y fue adaptado al teatro en 1956 (El diario de Ana Frank) por Frances Goodrich y Albert Hackett, y al cine, en 1959, por George Stevens.

Fragmentos del Diario de Anna Frank

La familia: judíos alemanes
Mi padre tenía ya treinta y seis años cuando se casó con mi madre, que tenía veinticinco. Mi hermana Margot nació en 1926, en Frankfurt am Main. Y yo, el 12 de junio de 1929. Siendo judíos cien por ciento, emigramos a Holanda en 1933, donde mi padre fue nombrado director de la Travis N.V., firma asociada con Kolen & Cía., de Amsterdam. El mismo edificio albergaba a las sociedades, de las que mi padre era accionista. Desde luego, la vida no estaba exenta de emociones para nosotros, pues el resto de nuestra familia se hallaba todavía defendiéndose de las medidas hitleristas contra los judíos. A raíz de las persecuciones de 1938, mis dos tíos maternos huyeron y llegaron sanos y salvos a los Estados Unidos. Mi abuela, entonces de setenta y tres años se reunió con nosotros. Después de 1940 nuestra buena época iba a terminar rápidamente: ante todo la guerra, la capitulación, y la invasión de los alemanes llevándonos a la miseria. Disposición tras disposición contra los judíos. Los judíos eran obligados a llevar la estrella, a ceder sus bicicletas. Prohibición de los judíos de subir a un tranvía, de conducir un coche. Obligación para los judíos de hacer sus compras exclusivamente en los establecimientos marcados con el letrero de "negocio judío", y de quince a diecisiete horas solamente. Prohibición para los judíos de salir después de las ocho de la noche, ni siquiera a sus jardines, o aún de permanecer en casa de sus amigos. Prohibición para los judíos de ejercitarse en todo deporte público: prohibido el acceso a la piscina, a la cancha de tenis y de hockey o a otros lugares de entrenamiento. Prohibición para los judíos de frecuentar a los cristianos. Obligación para los judíos de ir a escuelas judías, y muchas otras restricciones semejantes>>.
Antisemitismo
«Recuerdo que ya en 1932 pasaban las tropas de la SA, cantando: "Cuando salpica del cuchillo la sangre judía".»
Dictadura
«El mundo a mi alrededor se venía abajo. Tenía que hacer algo, y aunque sentí un gran dolor, me di cuenta de que Alemania no era el mundo y abandoné el país para siempre.»
Volver a empezar
«Después de lo que habíamos experimentado en la Alemania nazi, en Holanda recuperamos nuestras vidas. Pudimos volver a empezar y sentirnos libres.»
Discriminación
«Después de mayo de 1940, se acabaron los buenos tiempos: primero la guerra, luego la capitulación, la invasión alemana, y así comenzaron las desgracias para nosotros los judíos.»
Mudanza al refugio
«Me asusté muchísimo. ¡Una citación! Todo el mundo sabe lo que eso significa. En mi mente se me aparecieron campos de concentración y celdas solitarias.»
Detrás de una estantería giratoria
«Nuestro escondite sólo ahora se ha convertido en un verdadero escondite. Al señor Kugler le pareció que era mejor que delante de la puerta que da acceso a la Casa de atrás colocáramos una estantería (...), pero se trata naturalmente de una estantería giratoria, que se abre como una puerta.»
Los protectores
«Todos suben diariamente a visitarnos y hablan de negocios y política con los hombres, de comida y de los pesares de la guerra con las mujeres, y de libros y periódicos con los niños. En lo posible ponen buena cara, nos traen flores y regalos en los días de fiesta o cuando celebramos algún cumpleaños y están siempre a nuestra disposición.»
El refugio
«Como refugio, la casa de atrás es ideal; aunque hay humedad y está toda inclinada, estoy segura de que en todo Amsterdam, y quizá hasta en toda Holanda, no hay otro escondite tan confortable como el que hemos instalado aquí.»
Tensiones y peleas
«Las palabras que han volado por esta honorable casa durante el último mes dan vértigo. (...) Honestamente, a veces ya ni sé con quién estamos reñidos ni con quién ya hemos vuelto a hacer las paces. Lo único que me distrae es estudiar, así que estudio mucho.»
Malas noticias
«Hoy sólo tengo noticias desagradables y desconsoladoras que contarte. A nuestros numerosos amigos y conocidos judíos se los están llevando en pequeños grupos. (...) Los cargan en vagones de ganado y los envían a Westerbork, el gran campo de concentración para judíos en Drente. Miep nos ha hablado de alguien que se ha fugado de allí. Debe de ser un sitio horroroso.»
¡¿Paz?!
«¿Acaso este año de 1944 nos traerá la victoria? Ahora mismo no lo sabemos, pero la esperanza, que también es vida, nos devuelve el valor y la fuerza. Porque con valor hemos de superar los múltiples miedos, privaciones y sufrimientos.»
¡Descubiertos!
«Eran alrededor de las diez y media. Yo estaba arriba, en el cuartito de Peter van Pels, ayudándole a hacer los deberes. Cuando le estaba enseñando un error en el dictado, alguien se lanzó escaleras arriba. Los peldaños crujían. Me incorporé como una bala, pues era temprano por la mañana y todos debíamos guardar silencio. Entonces se abrió la puerta y apareció ante nosotros un hombre con una pistola en la mano, apuntándonos.»
La detención ( a partir de aquí, hablan los testigos de lo ocurrido con Anna)
«Más tarde, Bep y yo subimos a los dormitorios de los Frank, donde vimos los papeles de los diarios de Ana tirados en el suelo. "¡A recoger!", dije yo, porque Bep se había quedado como de piedra, mirando. "¡A recoger, a recoger y a llevárnoslo todo!". Pues bien, nos llevamos todos los papeles lo mejor que pudimos, pues teníamos mucho miedo. Bajamos a las oficinas y allí nos quedamos, Bep y yo. "¿Qué hacer, Bep?", le pregunté. Ella me dijo: “Tú eres la mayor. Mejor guárdalo tú"».
A Westerbork
«Si bien en el campo todos teníamos que trabajar, por las noches disponíamos de tiempo libre y podíamos pasarlo juntos. Sobre todo para las niñas suponía cierto alivio ya no estar encerradas y poder hablar con otras personas. Pero los mayores temíamos ser deportados a los campos de concentración polacos, tristemente notorios.»
No olvidar
«Nunca olvidaré que Peter van Pels -que tenía entonces diecisiete años- y yo vimos pasar a un grupo de hombres seleccionados, entre ellos al padre de Peter. El grupo se alejó marchando. Dos horas más tarde regresó un camión cargado con sus ropas.»
Tifus
«La primera que se cayó de la cama al suelo de piedra fue Margot; ya no era capaz de incorporarse. Ana falleció al otro día.»

Galería de fotos sobre la vida de Anna Frank

Nacimiento de Anna Frank el 12 de junio de 1929


Edith Frank con sus hijas, Margot y Anna, en Frankfurt am Main


Margot y Anna Frank


Edificio de oficinas donde estuvo escondida la familia Frank de 1942 a 1944


Campo de concentración de Westerbork



Campo de concentración de Bergen Belsen, donde Margot y Anna Frank murieron
víctimas del tifus


Diario de Anna Frank

Libro sobre el holocausto nazi